Blogia
CIELO Y TIERRA - ¿QUIÉN DIJO QUE TODO ESTÁ PERDIDO?

Ciencia

Con la muerte de Wheeler y Lorenz, la ciencia pierde a dos gigantes

Viernes 18 de abril de 2008 | Publicado en la Edición impresa de La Nación
 
NUEVA YORK (The New York Times) .- John A. Wheeler, un físico visionario que ayudó a desarrollar la teoría de la fisión nuclear, les dio a los agujeros negros su nombre y discutió acerca de la naturaleza de la realidad con Albert Einstein y Niels Bohr, murió en la mañana del domingo último por una neumonía en su casa de Hightstown, Nueva Jersey, a los 96 años.

Edward N. Lorenz, meteorólogo que mientras trataba de desarrollar un método para predecir el tiempo con computadoras creó la teoría del caos, falleció anteayer en su casa de Cambridge, Massachusetts, a los 90 años.

Ambos fueron figuras descollantes de la ciencia del siglo XX.

 
El "superhéroe" de la física

Wheeler era un profesor joven en 1939 cuando el físico danés Niels Bohr llegó a los Estados Unidos y le confió que unos científicos alemanes habían tenido éxito en la fisión de átomos de uranio. En pocas semanas, él y Bohr habían delineado una teoría de cómo funcionaba la fisión nuclear.

Como profesor en Princeton y luego en la Universidad de Texas en Austin, Wheeler estableció la agenda para generaciones de físicos teóricos, utilizando la metáfora tan efectivamente como el cálculo para capturar la imaginación de sus estudiantes y colegas, y para plantear preguntas que, con sus mentes ardientes, los enviarían a las barricadas a confrontar con la naturaleza.

Max Tegmark, cosmólogo del Instituto Tecnológico de Massachusetts, dijo de Wheeler: "Para mí, fue el último titán, el único superhéroe de la física que todavía se sostiene".

Con su liderazgo, Princeton se transformó en el más importante centro de investigación de la teoría general de la relatividad, un campo de investigación que estaba moribundo por su escasa conexión con los experimentos.

"El rejuveneció la relatividad general; la convirtió en un tema experimental y la sacó de la órbita de los matemáticos", dijo Freeman Dyson, teórico del Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, donde hoy trabaja el físico argentino Juan Maldacena.

Entre los estudiantes de Wheeler estaba Richard Feynman, del Instituto Tecnológico de California, cuyo trabajo sobre una sugerencia aparentemente insensata de Wheeler lo condujo a un Premio Nobel. También Hugh Everett, cuya tesis en mecánica cuántica con la dirección de Wheeler sugirió la posibilidad de que existieran universos paralelos que se cruzaran y se dividieran continuamente, noción que Bryce DeWitt, de la Universidad de Texas en Austin, denominó "muchos mundos" y que se ha transformado en uno de los temas favoritos de muchos cosmólogos tanto como de escritores de ciencia ficción.

Recordando sus días de estudiante, Feynman dijo una vez: "Algunos creen que Wheeler se volvió loco en sus últimos años, pero siempre estuvo loco".

John Archibald Wheeler había nacido el 9 de julio de 1911 en Jacksonville, Florida. Fue el hijo mayor de una familia de bibliotecarios y obtuvo su doctorado en la Universidad Johns Hopkins a los 21 años. Un año después, tras comprometerse con una vieja amiga, Janette Hegner, después de sólo tres citas, viajó a Copenhague a trabajar con Bohr, padre de la revolución cuántica que había conmovido los cimientos de la ciencia moderna con afirmaciones paradójicas sobre la naturaleza de la realidad. Participante del Proyecto Manhattan, lamentó no haber podido cambiar el curso de la guerra para salvar a su hermano Joe, que murió en combate en Italia, en 1944.

Fueron Wheeler y un estudiante, Hartland Snyder, quienes sugirieron que las ecuaciones de Einstein encerraban una predicción apocalíptica. Sugirieron que una estrella de suficiente masa podría colapsar en un punto tan denso que ni siquiera la luz podría escapar. En el centro, el espacio estaría infinitamente curvado y la materia sería infinitamente densa, un aparente absurdo conocido como "singularidad".

Durante una conferencia en Nueva York, en 1967, Wheeler acuñó el nombre de "agujero negro" para designar esta dramática posibilidad para la estrella y para la física. Pero sus contribuciones fueron innumerables. En su cumpleaños número 90, Dyson dijo que Wheeler fue en parte un "maestro artesano" que decodificó la fisión nuclear y, en parte, poeta. "El poético Wheeler es un profeta -dijo- que como Moisés mira hacia la tierra prometida que algún día su pueblo heredará."

Wheeler tuvo también una vida familiar plena, junto a su esposa, que murió hace un año, tres hijos, ocho nietos, 16 bisnietos, seis tataranietos y 11 choznos.


El "padre" del caos

Al descubrir el caos determinístico, Edward Lorenz estableció un principio que "influyó profundamente en un amplio rango de ciencias y le abrió la puerta a uno de los más dramáticos cambios en la visión humana de la naturaleza desde Isaac Newton", dijo un comité que le otorgó en 1991 el Premio Kyoto a las ciencias básicas.

Lorenz es conocido por la noción del "efecto mariposa", la idea de que una pequeña perturbación como el aletear de las alas de una mariposa puede tener enormes consecuencias.

Tal como cuenta James Gleick en el libro Chaos , su descubrimiento accidental del caos se produjo en el invierno de 1961. Lorenz estaba realizando simulaciones del tiempo utilizando un simple modelo de computadora. Un día quiso repetir una de las simulaciones por más tiempo, pero en lugar de repetirla entera, comenzó la segunda por la mitad. El programa que utilizó era el mismo, de modo que los patrones de la segunda simulación deberían haber resultado exactamente iguales a la primera. Sin embargo, las dos trayectorias meteorológicas rápidamente divergieron, siguiendo caminos completamente diferentes.

Al principio, él pensó que la computadora estaba funcionando mal. Después se dio cuenta de que no había ingresado bien las condiciones iniciales. Los números tenían una discrepancia de sólo el 0,1%, pero incluso esa pequeñísima divergencia había cambiado completamente el resultado final.

Lorenz se dio cuenta de que, en asuntos climáticos, la predicción perfecta era una fantasía. Un pronóstico perfecto requeriría no sólo un modelo perfecto, sino también conocimiento perfecto del viento, la temperatura, la humedad y otras condiciones de todo el mundo en el mismo momento. Incluso una pequeña discrepancia podría conducir a pronósticos completamente distintos.

Lorenz publicó sus hallazgos en 1963. "El trabajo que escribió es una obra maestra de claridad acerca de por qué el tiempo es impredecible", dijo Doyne Farmer, profesor del Instituto Santa Fe en Nuevo México. El año siguiente, Lorenz publicó otro trabajo que describía cómo un pequeño cambio en los parámetros de un modelo podía producir comportamientos completamente diferentes, transformando eventos regulares, periódicos, en un patrón caótico.

Durante una reunión de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, en 1972, dio una charla con un título que capturó la esencia de sus ideas: "Predictibilidad: ¿puede el aletear de una mariposa en Brasil desatar un tornado en Texas?".

Lorenz no fue el primero en tropezar con el caos. A fines del siglo XIX, el matemático francés Henri Poincaré mostró que la danza gravitatoria de tres cuerpos celestes era tan compleja que resultaba imposible de calcular, aunque las ecuaciones que describen el movimiento parezcan simples. Pero las ideas de Poincaré no fueron reconocidas en su tiempo. Los trabajos de Lorenz atrajeron poca atención hasta mediados de 1970.

Nacido en 1917, en West Hartford, Connecticut, Edward Norton Lorenz se recibió de licenciado en matemática en el Dartmouth College y recibió un máster en matemática de la Universidad de Harvard. Fue miembro del Instituto Tecnológico de Massachusetts. Tuvo dos hijas, un hijo y cuatro nietos.

Lorenz permaneció activo casi hasta el final de su vida, investigando y realizando actividades al aire libre. "Hace dos semanas y media hizo una excursión y hace una terminó un trabajo con un colega", contó su hija, Cheryl.

 

"Mi cerebro funciona mejor que cuando tenía veinte años. Decidí usarlo más justamente en la última etapa del camino: pienso todo el tiempo y me ayuda la pasión que siento por mi trabajo"

Rita Levi Montalcini, reconocida por el descubrimiento del factor de crecimiento, trabaja todos los días

Domingo 27 de abril de 2008
ROMA.- Noventa y nueve años no son nada para Rita Levi Montalcini.

La famosa científica italiana, ganadora del Nobel de Medicina en 1986, cumplió 99 años el 22 de abril último, con la misma energía y juventud mental de siempre. De hecho, salvo las felicitaciones de las más altas personalidades institucionales del país, no tuvo festejos, sino que pasó su día de cumpleaños como siempre, trabajando en su laboratorio de esta capital.

"¿Dónde podría pasar momentos mejores?", se preguntó esta mujer extraordinaria ante los periodistas, frente a quienes reveló que fueron el "compromiso" y el "optimismo" el secreto para alcanzar el siglo de vida.

"Mi cerebro funciona mejor que cuando tenía veinte años. Decidí usarlo más justamente en la última etapa del camino: pienso todo el tiempo y me ayuda la pasión que siento por mi trabajo", dijo la neuróloga en una entrevista al diario La Repubblica.

Cabello blanco, ojos azules, cuerpo menudo y siempre muy elegante -al estilo piamontés-, Rita Levi Montalcini nunca les dio importancia ni a la edad ni a los aniversarios. Más allá de que el paso de los años la obligó a llevar un audífono y a necesitar de una videolupa para leer, nunca tuvo una enfermedad grave. Y sigue convencida de que todo depende de ese órgano magnífico que es el cerebro. "Si uno lo cultiva, funciona. Si uno lo abandona y lo jubila, se debilita. Su plasticidad es formidable y es por esto que hay que seguir pensando", aseguró hace años.

No por nada, a los 99 sigue más que activa. Todos los días trabaja en su laboratorio del Instituto Europeo de Investigación del Cerebro (Ebri), que fundó hace tres años. Además, escribe libros, da conferencias y, como "mujer de izquierda" -como se definió en distintas ocasiones-, cuando es necesario va al Senado. Por su carrera científica y social, el presidente de Italia, Carlo Azeglio Ciampi, la nombró en 2001 senadora vitalicia.

Pero esto no es todo. Sigue comprometida con la promoción de la importancia de la ciencia en la sociedad, en la defensa del papel de la mujer en este campo y la mejora de las condiciones para los jóvenes investigadores en Italia. Además, está involucrada en otras causas sociales o humanitarias, como la igualdad para la mujer y la alfabetización de Africa.

Nacida el 22 de abril de 1909 en el seno de una familia judía de Turín, después de haber estudiado medicina en la universidad de esa ciudad, comenzó a investigar con su maestro, Giuseppe Levi, el sistema nervioso. Las leyes raciales del régimen de Benito Mussolini -aliado de Hitler-, en 1938 hicieron que emigrara a Bélgica, al Instituto de Neurología de Bruselas.

Durante la II Guerra Mundial, no obstante, regresó a Turín. Cerca de su ciudad, en las colinas de Asti, montó un laboratorio en un cuarto de su casa, donde comenzó una investigación sobre el desarrollo del sistema nervioso en los embriones de pollo.

Terminada la guerra, en 1947 aceptó una invitación para seguir sus investigaciones en la Universidad de Washington, en St. Louis, donde se quedó hasta 1977. Fue allí, en 1951, cuando observó por primera vez qué producía el trasplante de un tumor de ratón en el sistema nervioso del embrión de un pollito. El descubrimiento, que le valió el Nobel de Medicina en 1986 con el químico estadounidense Stanley Cohen, no fue, sino el llamado factor de crecimiento nervioso (NGF).

"Este descubrimiento al comienzo de los años cincuenta es un ejemplo fascinante de cómo un observador agudo puede extraer hipótesis válidas de un aparente caos. Antes, los neurobiólogos no tenían idea de qué procesos intervenían en la enervación de órganos y tejidos", puede leerse en los fundamentos del otorgamiento del Premio Nobel.

Levi Montalcini, que sigue investigando este tema, suele contar que llegó a los honores de Estocolmo por su "optimismo" y sus "ganas de trabajar". Ella, que con orgullo llama al NGF su "hijo único", nunca se casó ni tuvo hijos por convencimiento.

"Juro que a los tres años decidí que nunca iba a casarme ni a tener hijos al ver la relación victoriana que subordinaba mi madre a mi padre -reveló en una entrevista-. En esa época, nacer mujer era tener impresa sobre la piel un signo de inferioridad. Además, fui testigo de demasiados matrimonios poco afortunados, que aún veo, y vidas tristes y vacías."

Y contó una anécdota que protagonizó cuando vivía en los Estados Unidos, cuando una señora se le acercó durante una recepción para preguntarle si su esposo también integraba la Academia Nacional de Ciencias. Y ella le contestó: "Soy mi propio esposo".

Por Elisabetta Piqué
Corresponsal en Italia para La Nación

Innovación en Argentina

 

LO ULTIMO EN  SOFTWARE
 
El 16 de abril en el Paseo La Plaza se realizó con carácter gratuito, UPDATE 08 el evento para desarrolladores más importante de la región con más de 2.200 inscriptos. Estuvo dirigido a arquitectos, desarrolladores y técnicos, líderes de proyecto, profesionales independientes  y gerentes de IT que pudieron actualizarse con los últimos avances en la tecnología de software.
“UPDATE’08 tuvo el objetivo de transmitir conocimiento y brindar capacitación masiva a los asistentes, y se lo organizó como parte de la responsabilidad que tenemos como empresa”, señaló Gustavo Guaragna, CEO de Snoop Consulting. Agregando “Es nuestra forma de dar las gracias a la comunidad que nos hizo crecer. Queremos que sea el evento para desarrolladores más importante del año”.
Paralelamente, en el mismo predio se llevó a cabo el UPDATE 4 CIO’s, evento de negocios y tecnología exclusivo para CIOS, directores, gerentes y líderes. Allí se realizaron conferencias y paneles de discusión a cargo de especialistas con el fin de evaluar el modo en que las tecnologías de la información satisfacen las necesidades actuales de los negocios. 
Giselle Zarlenga 

La mente toma decisiones antes de que se sea consciente de ello

Una serie de patrones de actividad cerebral se activan diez segundos antes de que la persona elija conscientemente.

¿Qué película ver hoy? ¿Qué pedir de postre en un restaurante? Todo apunta a que la mente tiene la respuesta mucho antes de que seamos conscientes de ello. Un grupo de investigadores ha descubierto que unos diez segundos antes de saber que se toma una decisión, se activan una serie de patrones en el cerebro que determinan la elección final, según un artículo publicado esta semana en la edición digital de Nature Neuroscience.

En 1980, el psicólogo Benjamín Libet, de la Universidad de California en San Francisco, descubrió que varios cientos de milisegundos antes de que una persona pensase en presionar un botón, ya se habían activado áreas del cerebro relacionadas con dicho movimiento. Entonces, ese margen de tiempo era tan diminuto que se consideró que podría tratarse de un error, ya que reflejaría que el cerebro se estaba preparando para tomar la decisión, más que haberla tomado ya. “Este estudio fue probablemente el más debatido en el campo de la neurociencia”, asegura, en declaraciones recogidas por la web ScienceNOW, el científico John Dylan Haynes de la Universidad alemana Charité-Universitätsmedizin en Berlín, que ha dirigido el estudio.

Para resolver todas estas dudas, Haynes y su grupo de científicos se embarcaron en un nuevo experimento, cuyos resultados podrían abrir la puerta a aplicaciones prácticas con pacientes con esquizofrenia o trastornos de movilidad. Pidieron a 14 personas que se sometiesen a pruebas de resonancia con un escáner. El experimento permitió a los científicos registrar más regiones cerebrales que Libet, al ordenar a los individuos que escogiesen entre pulsar un botón a su derecha o a su izquierda.

Patrones en la corteza frontopolar

Los investigadores buscaron si se producían cambios en el cerebro que determinasen la decisión final. En una parte del cerebro llamada corteza frontopolar -vinculada con procesos muy complejos- apareció un patrón de actividad que predijo la decisión con un 60% de exactitud y se produjo diez segundos antes de la elección consciente, según detallan en el estudio los investigadores.

“No esperábamos registrar tanto margen de tiempo”, señaló Haynes. “Aunque las predicciones no fueron perfectas, vimos que no hay mucho tiempo para que entre en juego el libre albedrío. El resultado final de una decisión está relacionado directamente con la actividad cerebral mucho antes del momento en el que sientes que tomas la decisión”, agregó Haynes, que espera que la investigación se extienda a decisiones más realistas, como qué beber o a qué jugar.

El neurocientífico cognitivo de la Universidad británica de Oxford en el Reino Unido, Dich Passingham, asegura en ScienceNOW que el artículo aclara una de las mayores preocupaciones del experimento original de Libet: “Esta actividad que sucede antes es, no sólo una preparación general, sino una decisión apropiada”.

Fuente: Intramed y diario El País - España

Cosas bien hechas

Por Nora Bär para LA NACIÓN

01-04-2008 

En medio de tantos desencuentros, uno se siente tentado de mirar la otra cara de la moneda: hay cosas que los argentinos hicimos y estamos haciendo bien.

Una de ellas acaba de cumplir medio siglo. Es el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (el INTI), creado para apoyar el desarrollo de una industria en esos momentos incipiente y promover la sustitución de importaciones.

Después de cinco décadas -y de superar contratiempos fenomenales-, el INTI ofrece una imagen francamente revitalizada. Si empezó impulsando las compañías metalmecánicas y automotrices (en esas épocas se financiaba con un impuesto del 0,25% a los créditos otorgados a la industria), hoy su acción no sólo se multiplicó en diversidad, sino también en alcance.

Después de sobrevivir a las reducciones de presupuesto y a las políticas de retiros voluntarios, a la falta de recursos y el congelamiento de vacantes que hizo perder a toda una generación de tecnólogos, el INTI hoy tiene 30 centros en 13 de las 24 provincias del país y 1800 orgullosos ingenieros, investigadores y técnicos que ofrecen servicios a más de 7000 empresas de todo tamaño y al propio Estado.

De programas desarrollados o alentados por el INTI surgieron sólo en los últimos años un deshidratador solar para pequeños productores, pintura con nanopartículas bactericidas para hospitales, toda una serie de dispositivos de ayuda para discapacitados, una estufa económica de leña no contaminante... El INTI, además, no tiene problemas de asesorar a pequeños productores -encuentra soluciones a problemas comunitarios, como la fabricación de pan sin sustancias nocivas- ni de ofrecer su opinión técnica en temas que agitan la vida nacional, como la salud pública, el ahorro energético, el conflicto con la papelera de Uruguay o el problema del campo. Representa, seguramente, uno de los ejemplos más logrados de transferencia del saber técnico y científico a la sociedad.

Y hablando de cosas bien hechas: mañana se firmará un memorando de entendimiento entre el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva y la Universidad de Oxford. El acuerdo -al que se llega gracias a las gestiones del doctor Fernando Audebert, investigador del Conicet y director del Departamento de Ingeniería Mecánica de la UBA- permitirá promover programas de investigación y desarrollo conjuntos para fomentar la creación de empresas de alto valor agregado.

La noticia resulta verdaderamente estimulante si se tiene en cuenta que un acuerdo previo con la Facultad de Ingeniería de la UBA ya dio lugar al desarrollo y patentamiento de aleaciones de aluminio tan resistentes como el titanio y que ya despertaron el interés de empresas como Rolls Royce.

Es bueno que estas cosas bien hechas también se conozcan...

Una mujer al frente del Conicet

Miércoles 26 de marzo de 2008 - La Nación

Si todo sigue como está planeado, después de medio siglo el Conicet, la institución creada por el doctor Bernardo Houssay, por primera vez será presidido por una mujer.

La candidata oficial para reemplazar al actual presidente, el doctor Eduardo Charreau, es la doctora Marta Rovira, que cursó estudios en el Lenguas Vivas (igual que su hija y su nieto), egresó como física de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, se doctoró en la Argentina y durante siete años (hasta hace tres) dirigió el Instituto de Astronomía y Física del Espacio. Allí investigó además los fenómenos que se dan en la superficie y la atmósfera en el Sol.

Rovira, que también presidió la Asociación Latinoamericana de Geofísica Espacial y (durante dos períodos) la Asociación Argentina de Astronomía, conoce bien el Conicet desde hace más de tres décadas. Ingresó en 1977, después de pasar por la Comisión Nacional de Estudios Geoheliofísicos. Pero aún así la tarea que tiene por delante no es sencilla: deberá responder a las necesidades de 5216 investigadores y 2700 técnicos que trabajan en 123 centros de investigación en los que se producen anualmente 6000 trabajos publicados en revistas especializadas -un volumen equivalente a casi el 75% de la producción científica nacional, generado con el 23% del presupuesto y el 25% de los recursos humanos del sistema público de ciencia y tecnología-.

Entre los temas que ya la preocupan figura el aumento de presupuesto ("Es importante que tengamos más dinero para distribuir", afirma); la incorporación de más evaluadores extranjeros ("Como en el país hay algunas comunidades que son muy chicas, a veces es difícil encontrar especialistas independientes para evaluar los trabajos"); y muy especialmente el aumento de sueldos que, subraya, a estas alturas quedaron muy rezagados.

Por otro lado, reconoce que "las cosas están mucho mejor que cuando comenzó la actual gestión". "Unos años antes, hubo gente que hasta quería cerrar el Conicet -recuerda-. Ahora a nadie se le pasaría por la cabeza..."

Una mujer al frente del Conicet es un hito. Pero Rovira, que con 63 años (y la vitalidad de una persona décadas más joven) conoció épocas más difíciles para la participación femenina en la vida científica, no le da mucha importancia.

"Aunque hubo una época en que le dediqué tiempo a los chicos (tiene dos, una hija y un hijo) y en el que, por ejemplo, no viajaba, nunca me sentí discriminada -afirma-. El hombre, me parece, en general tiene más tiempo para dedicarle a la profesión, pero siempre me sentí muy cómoda."

¿Se esperaba este ofrecimiento? "No, para nada -asegura-. Uno no hace carrera para este cargo..." No importa. Ahora tiene la oportunidad de hacer historia.

Investigadoras argentinas develan un misterio de los relojes biológicos

Las neuronas que los gobiernan se "abren" de día y se "cierran" de noche

Miércoles 26 de marzo de 2008 - La Nación
(Agencia CyTA).- Las ramificaciones de las neuronas de una zona del cerebro de la mosca Drosophila melanogaster se "abren" y se "cierran" en diferentes momentos del día controladas por un mecanismo interno que parece tener la misma precisión que los mejores relojes suizos. El descubrimiento, realizado por investigadoras argentinas, se publica PLOS Biology y abre el camino para profundizar el conocimiento sobre ese fenómeno poco conocido.

El reloj biológico es un mecanismo que coordina diferentes procesos fisiológicos y comportamientos complejos de los seres vivos de manera rítmica, en sintonía con claves ambientales como la luz y la oscuridad. Por ejemplo, regula los ciclos de actividad y descanso de la mosca utilizada como modelo de estudio, entre otras razones, por su semejanza con las fases de sueño y vigilia humanas. No hay un único reloj: están presentes en circuitos neuronales del cerebro y también en otros tejidos del cuerpo que se comunican entre sí.

"El reloj se pone en hora diariamente, y a su vez con la información del ambiente es capaz de decirle al organismo cuál es el mejor momento para realizar determinadas actividades", explicó Fernanda Ceriani, líder del trabajo y directora del Laboratorio de Genética del Comportamiento de la Fundación Instituto Leloir. Participaron también María de la Paz Fernández y Jimena Berni, del mismo Instituto. Todas pertenecen al Conicet.

El descubrimiento fue toda una sorpresa. Las investigadoras estaban estudiando otros fenómenos en el cerebro de la mosca. A partir de la observación de imágenes obtenidas mediante equipos de alta complejidad, notaron un cambio morfológico en los axones de las neuronas laterales ventrales, o LNv.

Al ritmo del reloj

Por la mañana, las "arborizaciones" de esas neuronas tienen un alto grado de ramificación, y a la noche adoptan una conformación cerrada. Si bien el fenómeno ha sido reconocido en otros contextos, como procesos de desarrollo, diferenciación sexual y aprendizaje, nunca se había demostrado que funcionara de manera circadiana (repitiéndose diariamente cada 24 horas).

"La demostración de que estos cambios persisten en condiciones constantes de laboratorio, y que dependen de la maquinaria molecular del reloj de la Drosophila, sugiere que esa plasticidad neuronal constituye un componente crítico de la forma en que el reloj comunica su tiempo al resto del cerebro", destacó Horacio de la Iglesia, experto mundial en cronobiología.

Para De la Iglesia, que es docente e investigador del Departamento de Biología de la Universidad de Washington en Seattle, Estados Unidos, el descubrimiento agrega un nivel de complejidad mayor a la forma en que las "neuronas reloj" se comunican entre ellas y comunican su tiempo al resto del organismo. Asimismo, abre un horizonte nuevo de preguntas, que "reorientará a varios laboratorios que estudian los ritmos circadianos en el mundo".

Trabajo en equipo

Existen varios grupos de neuronas que participan en el circuito del reloj biológico. Las LNv integran el de mayor jerarquía porque dirigen el ritmo de los demás grupos. Son las responsables de liberar un neuropéptido [sustancia que permite que las neuronas se comuniquen entre sí] denominado PDF hacia una región del cerebro de la mosca, el protocerebro dorsal.

Hasta ahora, lo único que se sabía es que al fallar la producción de PDF, las moscas se vuelven arrítmicas (no logran tener fases de actividad y descanso alternadamente). El equipo descubrió que las neuronas LNv son protagonistas también porque cambian ellas mismas el ritmo del reloj.

¿Cómo llegaron a la conclusión de que el fenómeno es regulado por el reloj biológico? Primero, observaron que ocurría en moscas silvestres que viven en ciclos diurnos, con períodos de 12 horas de luz, seguidos de 12 horas de oscuridad. Luego, confirmaron que también ocurría en moscas que viven en oscuridad completa, y así demostraron que el proceso no depende de las variables ambientales. Finalmente, comprobaron que no sucedía en moscas "arrítmicas".

"Lo maravilloso es que se trata de un circuito que está conectándose y desconectándose en momentos distintos del día. Es un montón de trabajo", destacó Ceriani. Una de las hipótesis que baraja el equipo de Ceriani para explicarlo es que el mismo regula la actividad eléctrica en distintos momentos del día, e influye en la información que deriva en los ciclos de sueño y vigilia.

Por Laura García Oviedo
Para LA NACION

Fortunato Benaím, ciudadano ilustre

Una ley de la Legislatura porteña designó ayer ciudadano ilustre de la ciudad de Buenos Aires al eminente especialista en quemaduras Fortunato Benaím.

El doctor Benaím se encontró con su destino dos años después de recibirse de médico, en 1947. Un incendio en el barrio de La Boca había desfigurado los rostros de toda una familia. Fue un jefe del hospital Argerich el que le ordenó que se ocupara de ellos y allí comenzó una trayectoria inigualable.
 Después de estudiar en los Estados Unidos, Benaím volvió a la Argentina y trabajó durante 28 años en el Instituto de Quemados. En 1981 creó la fundación que lleva su nombre, donde en 1989 se desarrolló el primer banco de piel del país, que procesa y almacena tejido de donantes cadavéricos. Tres años más tarde, en 1992, Benaím realizó con su equipo el primer cultivo de células de la capa superficial de la piel de los propios pacientes. Y en 1999 utilizó por primera vez la piel artificial. Titular de la cátedra Quemaduras y Cirugía Reparadora de sus Secuelas, de la Universidad del Salvador, actualmente está realizando el estudio multicéntrico "Epidemiología de las Quemaduras en la Argentina" y, en cooperación con el Conicet, un estudio experimental para crear un nuevo medicamento para el tratamiento de las quemaduras. Entre sus múltiples iniciativas se destaca la que encara desde 2003 en escuelas primarias. Allí presenta la comedia musical Lo prudente no quita lo valiente , cuyo argumento motiva a los escolares a preparar trabajos individuales sobre cómo prevenir las quemaduras.