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CIELO Y TIERRA - ¿QUIÉN DIJO QUE TODO ESTÁ PERDIDO?

La pobreza en el conurbano: carta desesperada a Cristina desde una villa

Le hablan del agua contaminada y del aumento de la prostitución infantil. En la zona hay 60 villas.


José Costa, con gorrita de béisbol, pantalón jogging y rostro recién afeitado, podría pasar como un padre de familia de clase media, hasta que se quita la gorra: ahí, en el medio del cráneo, hay una herida oscura y mal cicatrizada. Fue un palazo que ligó hace un año, en un episodio de relata de manera confusa, en una parrilla donde trabajaba de asador . "Llegué a tener la herida agusanada, por la falta de agua que hay en la villa", cuenta. "Todavía no doy con un hospital donde me la puedan curar".

Costa vive en villa La Cárcova, pero también fue recolector de arándanos en Concordia o asador de surubíes en Gualeguaychú. Es un buscavidas de 58 años y cinco hijos que se define como "fuera del sistema". En 2001 lideró un movimiento de cartoneros que llegaban a Capital desde José León Suárez, en el ahora suprimido tren de los cartoneros.

De aquella movida en 2001 surgió la Asociación Mutual del Cartonero, pero con los años perdió fuerza. Ellos mismos han dejado de salir todos los días a revolver la basura. "El precio del cartón se cayó muchísimo. Te pagan $5 por una carga de 50 kilos y encima podés terminar preso, porque el Gobierno porteño nos considera a nosotros peores que a los delincuentes", cuenta Aníbal Piriz, de 28 años, cuatro hijos y tarjeta personal que ofrece sus servicios como carpintero. "La verdad, salimos a revolver la basura cuando no tenemos qué comer. Hoy (por el jueves) en casa almorzamos una pizza que sacamos de una bolsa", cuenta Costa.

La semana pasada, el Indec informó que según la Encuesta Permanente de Hogares (EPDH) hay 1,5 millón menos de pobres que un año atrás. Y que la baja de pobres se registró, sobre todo, en el Gran Buenos Aires. Según el organismo oficial, hoy sólo 4% de la población vive en la indigencia.

Para SEL Consultores la pobreza se sitúa en 30% y según la Universidad católica Argentina, en 38%.

Costa enviudó hace un año y vive con cuatro de sus hijos. "Entre los cinco necesitamos no menos de 50 pesos diarios para poder vivir", cuenta.

A partir de la las cifras del Indec, Costa le escribió una carta a la presidenta Cristina Kirchner. Le pide creación de un Comité de Crisis que estudie el otorgamiento de una suma fija por persona, en concepto de "entendimiento de las víctimas sociales, económicas y ecológicas".

No pide un subsidio mensual, sino una suma fija. "¿Sabés qué pasa? Yo no puedo juntar 40 pesos para cambiar el único pantalón que tengo. Y todos en la villa tenemos necesidades urgentes, ya. ".

A 100 metros de la estación José León Suárez está una de las entradas de La Cárcova, donde viven Costa y Piriz. Entre casillas de chapa y cartón está también la Escuela ESB 40, donde un grupo de alumnos adolescentes publicaron en 2007 el libro "Carcoveando: Cuentos de la Villa".

La escuela es pulcra, aunque le caben las generales de la ley villera. Ni siquiera tiene un teléfono.

En el partido de San Martín, con unos 500.000 habitantes, hay relevamientos privados que dan cuenta que el 12% de la población, unas 60.000 personas, vive en 20 villas miseria que crecieron en la zona en los últimos 4 años. En ese partido se contabilizan en total 60 villas de emergencia.

Las más populosas son La Cárcova, Hidalgo y Costa Esperanza. Las tres están ubicadas en los alrededores del Ceamse.

¿Quiénes son las "víctimas sociales"? La carta que escribió Costa da una pista: "Los sin casa, los sin familia, huérfanos, víctimas de la falta de cultura, ancianos, jubilados que ganan por debajo del salario vital y mínimo, niños que se encuentran en las calles, el aumento de la prostitución infantil, personas que sólo acceden a agua contaminada, detenidos en cárceles abarrotadas, ex convictos sin recepción por parte de la sociedad".

Para Costa, "sería bueno que alguien explique qué medidas sociales se realizaron para lograr un entendimiento social en masa. Nosotros no estamos mejor, estamos peor. Y el problema no lo tenemos dentro de la villa. El problema es cuando tenemos que salir, cada día".


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