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CIELO Y TIERRA - ¿QUIÉN DIJO QUE TODO ESTÁ PERDIDO?

La ciudad ya puede disfrutar del primer museo al aire libre

Es una iniciativa del Ministerio de Cultura porteño, que se instala en Barracas

Hay un tango de Cátulo Castillo que reinventa el barrio con la paleta de un pintor: "Una calle en Barracas al Sur/una noche de verano/donde el cielo es más azul/y es más dulzón el canto del barco italiano". A ese vecindario, cuyo pasaje Lanín, entre Brandsen y Suárez es, desde esta semana, la calle del encuentro, llegaron artistas plásticos, autoridades del gobierno porteño, docentes, vecinos y alumnos. El motivo: inaugurar el museo al aire libre, ideado por el pintor Marino Santa María.

El pintor tiene su atelier en el pasaje Lanín N° 33. Por ello, eligió obras de 33 artistas, cuyas copias digitales montó sobre el largo paredón del ferrocarril, al alcance de la mirada y la curiosidad de la gente. El ministro de Cultura porteño, Hernán Lombardi, dijo durante la inauguración: "Invertir en el embellecimiento de un barrio no es una frivolidad, sino que se vincula con la decisión de tener una ciudad más justa y con la puesta en valor de nuevos espacios en Buenos Aires para abrirlos al turismo".

El museo al aire libre reproduce obras de León Ferrari, Guillermo Kuitca, Rogelio Polesello, Clorindo Testa, Pablo Siquier, Josefina Robirosa, Marta Minujín, Andrés Labaké, Nora Iniesta, Eduardo Plá, Juan Doffo y Daniel Santoro, entre otros artistas. En diálogo con LA NACION, Plá e Iniesta coincidieron en que "el arte público procura consolidar una modalidad fuera de los museos. Es para todos y las obras se reproducen de manera expansiva".

Lo curioso es que nadie conoce el tamaño real de las obras. Desde la digitalización de las pinturas e incluso los marcos, todo es virtual. La muestra estará colgada los viernes, sábados y domingos, de 10 a 20, de modo que se resignificará un espacio público, cuya noción se ha diluido en la posmodernidad. La idea es mantener la intervención artística del pasaje Lanín hasta diciembre próximo.

A la vuelta del museo al aire libre, el pasaje se tiñe con los colores de las 40 fachadas pintadas por Santa María. La otra novedad, presentada esta semana, fue la inauguración de la escuelita Pequeños Muralistas Solidarios. Niños cuyo promedio de edad es de 10 años, elaboran pequeñas piezas hechas con trozos de cerámica de colores. Las obras se expondrán en comedores infantiles, centros de salud y hogares de niños.

"Siento que la gente goza de las intervenciones artísticas en el espacio público como lo hace con la música. El público no necesita leer para venir, ni saber nada de arte para gozarlo", dijo Santa María. La iniciativa es también un encuentro entre el sector público y el privado.

La galería de Arte Ruth Benzacar, el Instituto de Cooperación Económica Internacional (ICEI, una ONG italiana) y otras empresas privadas apoyan la propuesta del museo sin puertas del pasaje Lanín. Una de las claves para comprender la puesta en valor de Barracas está en el crecimiento del turismo en Buenos Aires, algo que Lombardi tiene en claro.

Barracas tiene una historia centenaria; sus casas chorizo y sus fachadas neoclásicas son parte de su identidad. "Esta acción responde también a una planificación turística cultural. Hay que diversificar la oferta para no saturar los barrios porteños", dijo el ministro.

La aspiración oficial es crecer el 20% en los próximos dos años. "Así llegaríamos a los 2.000.000 de visitantes por año. En Buenos Aires sigue habiendo mucho espacio para abrir la oferta cultural."

Por Susana Reinoso
De la Redacción de LA NACION

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