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CIELO Y TIERRA - ¿QUIÉN DIJO QUE TODO ESTÁ PERDIDO?

Medicina, sin gas por el deterioro edilicio

Viernes 7 de marzo de 2008

  • En el límite. Los años de desinversión en la Universidad de Buenos Aires (UBA), sumados al uso intensivo de sus edificios, ya tienen efectos visibles. Desde hace un mes, la Facultad de Medicina de la UBA no tiene suministro de gas por el deterioro de las instalaciones, con pérdidas en varios sectores del edificio de Paraguay 2155. Con las clases empezadas para algunos cursos -que irán extendiéndose al resto durante este mes-, la situación se hace ya insostenible para muchos investigadores de la facultad, que empiezan a pensar en discontinuar sus trabajos, y hará casi imposibles muchas clases prácticas.


La situación es más generalizada: las facultades de Derecho e Ingeniería tampoco tienen gas, y las de Farmacia y Bioquímica y de Odontología, que comparten la manzana con Medicina, ven peligrar el suministro.

Esta semana, en una reunión de decanos en el Rectorado, se planteó el tema y hasta hubo quien pidió una declaración pública de la emergencia de infraestructura, pero la decisión sólo se tomaría en la primera reunión de Consejo Superior del año, el miércoles próximo.

"No se puede dejar la investigación de lado. Si caen esos trabajos, cae la docencia, sin contar que en invierno, sin calefacción, no va a ser posible dar clases", dijo a LA NACION Yamila Aparicio, presidenta del centro de estudiantes de Medicina.

La facultad recibe $ 30.000 por mes para todo el mantenimiento y allí calculan que necesitarían $ 7 millones para reparar toda la instalación de gas del edificio, por el que circulan unos 35.000 alumnos. Por ahora, como plan de contingencia, se están reparando paneles eléctricos para sostener la calefacción eléctrica.

El problema no es nuevo en la facultad. El edificio de Uriburu al 900, que comparte con Ciencias Sociales y con dependencias del Rectorado, no tiene gas desde hace dos años.

* * *

En el Rectorado, en tanto, se admitió el problema y se están haciendo gestiones para conseguir fondos del Estado que permitan solucionarlo. "Hay un deterioro que no se ha atendido por años, así que la infraestructura es bastante débil", dijo Hernán Piotti, secretario de Hacienda de la UBA.

Según contó, durante el año pasado se armaron proyectos y pliegos para las reparaciones de gas y electricidad, tal como lo pide el Ministerio de Planificación para otorgar recursos para estas obras. Cada proyecto tiene un costo que pagó la UBA. Algunos se presentaron; otros están en proceso y, según admitió Piotti, para hacer los que faltan "no hay presupuesto". El Rectorado estima en $ 22 millones los recursos necesarios para reparar y controlar sólo las instalaciones de gas de 1.300.000 metros cuadrados que tiene en total la universidad.

Por ahora, en el Rectorado no se piensa en financiar planes de contingencia en las facultades. "La contingencia ha sido la norma, pero nosotros vamos por un plan de fondo que solucione estos problemas de una vez", dijo Piotti.

Raquel San Martín para La Nación

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