Un edificio deteriorado y en riesgo para el pasado argentino
Silvina Premat
LA NACION
Las primeras horas del nuevo director del Archivo General de la Nación, Juan Pablo Zabala, transcurrieron ayer en el centenario edificio de Leandro N. Alem 246, donde la humedad se filtra por los muros y los cables expuestos serpentean por pasillos y viejos zócalos.
La historia, que parece derramarse por las paredes de ese imponente edificio, contrasta con la juventud y apariencia del nuevo titular del principal espacio de todo investigador argentino.
De 35 años, Zabala reemplaza a José Luis Moreno, de otra edad y profesión. Moreno es historiador y el nuevo director, sociólogo. En respuesta al grupo de historiadores, archivistas y otros estudiosos que apoyaron la gestión de Moreno y destacaron casi como condición necesaria para conducir el Archivo ser un hombre de la historia, Zabala dijo ayer a LA NACION: "Para investigar con documentos no es necesario ser historiador. Yo soy sociólogo y tengo una gran sensibilidad por las fuentes documentales, como la tienen muchos de los que trabajan acá".
El nuevo funcionario recibió ayer en su despacho a LA NACION y acompañó a esta cronista a recorrer parte de las instalaciones que conservan, en míseras condiciones, unos 15.000 metros cuadrados de documentos en papel, unas 1000 horas de la historia en audio, otras tantas de videos y más de diez millones de fotografías.
En la recorrida, se vieron precarias instalaciones eléctricas, tubos de luz que colgaban de un cable y paredes destrozadas por la humedad. Una de ellas está en la sala de referencias de documentos escritos del cuarto piso.
Acusaciones cruzadas
Según informó ayer LA NACION, el Ministerio del Interior pidió la renuncia de Moreno. "Fui yo, y no el ministro Florencio Randazzo, quien le pidió la renuncia a Moreno y fue por una iniciativa propia", informó el secretario de esa cartera, de la que depende el Archivo General de la Nación, Marcio Barbosa.
El funcionario explicó que, a su entender, Moreno no había cumplido adecuadamente con la responsabilidad de su cargo y, como ejemplo, dijo: "En octubre del año pasado, llevaba ejecutado sólo el 20% del presupuesto".
Moreno, en cambio, había fundado su renuncia en "la inoperancia del Ministerio del Interior" que había impedido que se concretaran acciones para reducir en el patrimonio documental del Archivo los fatales efectos de las reiteradas filtraciones de agua de lluvia, de la red cloacal y de agua potable, y comenzar el plan de digitalización de documentos.
El director saliente había argumentado que encontró muchas dificultades para que se autorizaran sus pedidos de arreglos y reformas y que nunca se concretó el envío de fondos que por 21 millones de pesos autorizó el año pasado la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Dijo también que le fue pedida la renuncia, luego de no avalar la realización de un programa de digitalización por seis millones de pesos, que fue enviado por la Secretaría de Interior y "no [respondía] a los estándares internacionales de digitalización".
Zabala fue uno de los principales redactores de ese programa. Para ello fue contratado como asesor de la Secretaría de Interior. Informó que el plan en cuestión fue realizado en conjunto con otros asesores de ese organismo y con personal del Archivo.
Ayer, Barbosa dijo que había también un préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo de 14 millones de dólares que fue priorizado este año, pero no seleccionado por el BID. Anunció que se adelantarán este año las obras con fondos propios.
Zabala es investigador del Conicet y docente de la Universidad Nacional de Quilmes. "Acepté la propuesta de Barbosa de hacerme cargo del Archivo para llevar adelante un plan de modernización integral que venimos diseñando desde hace dos años. Vine sólo para eso, no me interesa la gestión diaria", dijo el nuevo director, y agregó: "Asumo con el compromiso de la Secretaría de Interior de poder aplicar este programa".
Nota publicada por La Nación - 20-08-09
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