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Latinoamérica

Guatemala: apertura de archivos militares, una mirada al pasado

por Carmen Esquivel Sarría

Una década después de finalizada la guerra en Guatemala, la decisión del gobierno de desclasificar los archivos del ejército abre hoy la posibilidad de arrojar luz sobre el pasado y castigar a los responsables del genocidio.

El anuncio lo hizo el presidente Álvaro Colom en un acto en el Patio de la Paz, del Palacio Nacional de la Cultura, en ocasión del Día Nacional de la Dignidad de las Víctimas del Conflicto Armado Interno.

"Queremos la verdad y la justicia", dijo Colom, tras admitir que en Guatemala no será posible la reconciliación, si no se reconoce la responsabilidad del Estado en las masacres, que afectaron sobre todo a la población indígena.

La noticia acaparó los titulares de los principales medios de prensa y fue saludada por los familiares de las víctimas, organizaciones humanitarias y la comunidad internacional.

"En esos documentos podrían encontrarse quiénes ordenaron asesinatos y avanzar en los juicios contra el ex dictador Efraín Ríos Montt y otros responsables de violaciones humanitarias", dijo a Prensa Latina el analista Miguel Ángel Albizures.

Durante el conflicto armado (1960-1996) se registraron en este país 630 matanzas, principalmente de indígenas, 200 mil muertos, 45 mil desaparecidos, más de 50 mil viudas y huérfanos y unas 400 aldeas arrasadas.

Un informe de la Comisión de Esclarecimiento Histórico responsabilizó al ejército y los aparatos de seguridad con más del 90 por ciento de esos delitos de lesa humanidad.

Aunque la orden de abrir los archivos deberá ser acatada porque el presidente de la República es el comandante del ejército, la decisión no fue bien acogida por algunos ex miembros de la institución.

"Allí no van a encontrar que se haya ordenado o diseñado una operación en el período del conflicto armado para ir a matar a gente inocente. Eso no va estar en ningún archivo", dijo el general en retiro y ex candidato presidencial Otto Pérez Molina.

Mientras, Ríos Montt, reclamado por un tribunal español por delitos de lesa humanidad, restó importancia a esos registros y aseguró que sólo contienen información administrativa.

Sin embargo, abogados del ex dictador se opusieron el año pasado a la desclasificación de expedientes sobre operaciones como el Plan Sofía, donde se le vincula con las matanzas en el noroccidente del país.

Cualquiera que sea el contenido de los archivos, organizaciones de familiares de detenidos desaparecidos consideran un derecho el hacer público esos documentos.

En ellos podrían verse detalles de algunas de las pesquisas ordenadas por las fuerzas de seguridad contra dirigentes políticos y sociales, opinó Ricardo Zepeda, del Centro Internacional de Investigaciones en Derechos Humanos.

Los documentos también arrojarían luz sobre el paradero de los desaparecidos, entre ellos miles de niños, para que las familias puedan identificar sus restos, darle la debida sepultura y concluir el proceso de duelo.

El presidente de Guatemala ordenó a la Comisión Presidencial para la Paz encargarse de todo el trabajo de desclasificación de los archivos y su posible entrega a la Procuraduría de Derechos Humanos.

Aunque la labor es harto difícil la comisión ya tiene un plan operativo aprobado y en los próximos días comenzará el proceso de ubicación de los documentos, diseminados por diferentes instalaciones militares de todo el país.

Fuente: Voltairenet

Torquemada al ataque

Por Cristina de la Torre

Se veía venir. los inquisidores de la derecha quieren reducir la pluralidad política del país a una contienda moral entre buenos y malos. A la diestra del Padre, los elegidos antifarc, la patria toda; a la siniestra, los condenados, un lunar de prosélitos camuflados de la subversión que afean el paisaje. Su escenario, una sociedad apolítica, incontaminada, sin divisiones entre izquierda y derecha, sin conflicto. La Colombia idílica que marcha en pos de una inteligencia sobrenatural hacia la tierra prometida. Otra vez el oro y la escoria de la Violencia contra el ateísmo, la masonería y el liberalismo, hoy en clave de guerra santa contra el demonio del terrorismo. La espada y la cruz remozadas a la Bush, y en el verbo incendiario de los Leopardos.

La pretensión no es gratuita ni es nueva. Germina en un país de partidos moribundos o en embrión, que denigra de la política. Y no le falta razón. Venimos de 30 años de gobiernos compartidos por colectividades sin ideas, sin oposición, marchitadas por la corrupción, parte de las cuales terminó arrastrada por el narcotráfico y el crimen. En la otra orilla, una izquierda democrática se sacude como puede la coyunda del conservadurismo que triunfó en su hora sobre la tendencia de la historia y ahogó en sangre el viraje liberal que se intentó en los años 30. Y la coyunda de la guerrilla, que se creyó dueña única del cambio.

Fuente: Movice

Colombia saldrá hoy a la calle para denunciar el «terrorismo de Estado»

por Gerardo Orrego Landazabal

El régimen del presidente colombiano Uribe sigue y aplica a la letra las consignas de propaganda ideológica de Washington. Esta consiste en declarar terrorista a cualquier grupo o persona que se oponga a la política o intereses imperiales, como lo explicaba el Relator Especial de la ONU. Pretexto que sirve para justificar la represión e intervención militar. El conflicto colombiano de la guerrilla es muy antiguo y es ante todo un conflicto civil interno colombiano. Colombia está siendo usada como caballo de Troya por ciertas potencias: dividir para reinar en la región.

El Movimiento de Víctimas de Crímenes del Estado (MOVICE) ha convocado para hoy una marcha en homenaje a las víctimas del Estado colombiano y de los paramilitares. La movilización, que se llevará a cabo en al menos 62 países, ha sido condenada por funcionarios públicos colombianos, que acusan a sus impulsores de ser parte de la guerrilla, y ha sido silenciada por los medios de comunicación.

El 4 de febrero miles de personas en Colombia y en el mundo marcharon en una protesta contra las FARC convocada por el vicepresidente del país, Francisco Santos. La convocatoria recibió el apoyo de los medios, la Iglesia y todas las instituciones del mismo Estado. Más que de un rechazo a la veterana guerrilla colombiana, se trató de una marcha de apoyo a la «política de seguridad democrática» del Gobierno de Álvaro Uribe. No se expresó solidaridad con las personas retenidas por las FARC ni menos con las víctimas del conflicto armado.

El contraste con la movilización convocada por el MOVICE contra los crímenes del Estado y de los paramilitares no podría ser mayor. La campaña mediática de apoyo desatada por la prensa colombiana en febrero brilla ahora por su ausencia. Aunque los periódicos capitalinos «El Tiempo» y «El Espectador» publicaron editoriales en favor de la movilización, se limitaron a condenar a los crímenes de los paramilitares sin referirse a los del Estado, motivo principal de la marcha.

Asimismo, altos funcionarios del Gobierno que en febrero jugaron un papel clave han atacado públicamente a los organizadores. José Obdulio Gaviria, primo hermano del narcotraficante Pablo Escobar, quien desempeña el cargo de asesor presidencial, declaró que la marcha ha sido convocada por las FARC y agregó que no participaría en ella por que en Colombia no hay crímenes del Estado.

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En el mismo sentido se pronunció el ex ministro de Justicia Fernando Londoño en su columna de opinión en «El Tiempo», en la que cuestionó sendas decisiones judiciales contra integrantes de la Fuerza Pública y añadió que «el 6 de marzo celebrarán estas hazañas los amigos de las FARC, como es natural».

A pesar de declaraciones como las de Gaviria y Londoño, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, organismo que depende de la OEA, afirma que «la Comisión continúa recibiendo denuncias sobre la actitud omisiva de la Fuerza Pública e, incluso, su participación directa en los actos de violencia perpetrados por los paramilitares, muchos de los cuales son de público conocimiento».

Las víctimas más invisibles

Para Franklin Castañeda, del Comité de Solidaridad con Presos Políticos y portavoz de MOVICE, con esta movilización de ámbito mundial se pretende rescatar del olvido a las víctimas del Estado. «Queremos mostrar que sí existe terrorismo de Estado en Colombia y hacer un homenaje a sus víctimas que son las más invisibles de todas las víctimas, llegando a tal punto que hay quienes niegan que hay crímenes del Estado», subraya. Castañeda también señala que «la marcha es un rechazo al Estado y no sólo a los paramilitares, como han afirmado los medios en Colombia».

El número de víctimas del Estado es alarmante, según MOVICE. Entre 1988 y 2002 hubo 14.700 homicidios y desapariciones forzadas y los primeros tres años del Gobierno de Uribe arrojaron un saldo de 3.100 asesinatos y desapariciones.

Además, con la parcial «desmovilización» de los paramilitares, la Fuerza Pública ha aumentado su participación directa en los actos de violencia. En los últimos cinco años se han producido 955 casos de violaciones de los derechos humanos que involucran al Ejército, incluyendo casos de campesinos presentados como guerrilleros muertos en combate luego de ser ejecutados por soldados.

Según diversas ONGs, no está claro cuántas organizaciones han desaparecido debido a la violencia ejercida en su contra por agentes estatales y paramilitares. El caso más famoso es el de la Unión Patriótica, un partido político de oposición, hoy inexistente tras el asesinato de más de 4.000 de sus militantes, dos candidatos presidenciales, cuatro senadores, seis representantes a la cámara, 15 diputados, 50 concejales y nueve alcaldes. Salvo el caso del senador Manuel Cepeda, todos ellos permanecen en la impunidad.

Hasta el momento se han convocado marchas en 62 países, aunque es más que probable que salga a la calle mucha menos gente que la que salió en febrero. Por un lado, falta el apoyo de la prensa y, por otro, el Estado y distintas empresas se han dedicado a sabotear la cita.

Advertencias

El Ministerio colombiano de Defensa emitió una circular informando a los funcionarios que no pueden ausentarse de su puesto de trabajo el 6 de marzo y, además, instó a hacer un seguimiento exhaustivo de quienes no asisten a su lugar de trabajo. La petrolera estatal ECOPETROL invitó a los trabajadores a participar en la marcha el 4 de febrero pero ahora, según Iván Cepeda, hijo del senador Manuel Cepeda asesinado por el Ejército, les mandó un memorando «anunciando que la ausencia del puesto de trabajo es susceptible a sanciones».

El sindicato petrolero, la USO, ha denunciado que «se nota la disparidad de criterios frente a los actores del conflicto armado. Cuando se convoca una marcha contra un actor, las FARC, la empresa facilita que los trabajadores participen, pero cuando es contra los paramilitares se obstaculiza la participación. De todas formas, la dirigencia y todos aquellos que tengan permisos sindicales ese día participarán en la marcha, pero lamentablemente los trabajadores no podrán hacerlo debido a la actitud de ECOPETROL».

Igual ocurre en el sector bancario, donde el sindicato UNEB no ha recibido respuesta a su petición de permitir a los trabajadores participar en la jornada de solidaridad con las víctimas. Tanto BBVA y Banco Santander permitieron que sus empleados tomaran parte en la marcha del 4 de febrero. En la carta que mandó la UNEB se pide que den permiso a los trabajadores para participar en un acto de desagravio con las víctimas del paramilitarismo, ya que en caso de no participar «se podría entender que los trabajadores bancarios estuvieran en contra de una forma de violencia, el secuestro por parte de las guerrillas, y de acuerdo con otra forma de violencia, la estatal».

El Ministerio de Educación ha pedido a los maestros que trabajen, pero el sindicato FECODE, el más grande del país ha declarado un paro para el 6. Hasta el momento, el Gobierno no ha indicado que vaya a declarar ilegal la huelga. Además de los profesores, todas las asociaciones nacionales de los estudiantes han hecho un llamamiento a no asistir a clases y participar en la movilización.

La falta de apoyo a la marcha por parte del Estado es indicativo de que en Colombia algunos sectores ven como buenos ojos la violencia paramilitar. El Comisionado de Paz, Luis Carlos Restrepo, calificó a los paramilitares como «un error de autodefensa» y el mismo Álvaro Uribe los describió como «un remedio que en algunos casos peor que la enfermedad, pero de todas formas un remedio».

Bogotá acoge la IV Asamblea de Víctimas Al término de la marcha, 1.500 víctimas celebrarán entre hoy y el sábado, en Bogotá, la IV Asamblea de Víctimas de Crímenes de Estado, en la que se analizará la estrategia futura de MOVICE, su actuación en el ámbito jurídico y la recopilación de información para guardar la memoria histórica y refutar a quienes niegan la existencia de una estrategia estatal para eliminar a la oposición.

Algunas organizaciones apuestan por «propugnar por una justicia que condene al Estado colombiano por su responsabilidad y su política de conformar y financiar estructuras paramilitares, y que condene a organizaciones que han servido como aparatos políticos y económicos para llevar adelante sus planes, como es el caso de gremios económicos, empresas transnacionales y partidos políticos».

Además, en este encuentro se quiere «abrir un debate sobre víctimas y grupos paramilitares, cuya existencia niega el presidente Uribe».

Los delegados discutirán las ocho ejes estratégicos de MOVICE, un acuerdo nacional sobre la paz y propuestas de enmiendas a la Constitución para prohibir que el Estado delegue el uso de la fuerza en civiles, como ha hecho históricamente con los paramilitares, ya que fueron legalizados por primera vez en el ya lejano año 1965.

Su objetivo de abrir un debate en torno a los paramilitares se ha logrado en cierta medida, ya que a raíz de la marcha del 6 de marzo los medios de comunicación propiciaron una discusión sobre la responsabilidad estatal en la violencia y la reaparición de las paramilitares, conocidos ahora como Águilas Negras.

Gerardo Orrego Landazabal

Fuente: Voltairenet


Venezuela cierra su embajada en Bogotá y moviliza al ejército a la frontera con Colombia

El Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías, ordenó este domingo el retiro total del personal venezolano de la embajada diplomática en Bogotá y giró instrucciones al ministro de la Defensa para el reforzamiento de la frontera con Colombia, como reacción ante la invasión de la soberanía de Ecuador para cometer la brutal masacre ordenada por el gobierno de Álvaro Uribe en el bombardeo donde mataron a guerrilleros de las FARC.