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CIELO Y TIERRA - ¿QUIÉN DIJO QUE TODO ESTÁ PERDIDO?

Mujeres asesinas, mujeres heroínas

.... Cerrado otro período de sesiones ordinarias del Congreso de la Nación, donde una decena de proyectos que modifican la legislación sobre el aborto perdieron estado parlamentario, las respuestas a estas preguntas las dan (en off, nada de grabadores) dos legisladores que se caracterizan por ir al frente con el lavado del dinero, los superpoderes o la estatización de las jubilaciones: hay muchas presiones “de arriba”. Lo inadmisible no es que se adopte una posición de total rechazo o aprobación a la interrupción del embarazo. Lo preocupante es que no se quiera, ni por asomo, admitir el debate público de ideas. La muerte no es única. Por años morir fue perder la actividad circulatoria sanguínea: la asistolia. Ésa era la muerte biológica. En el mismo año en que los franceses gritaban que la imaginación sería el poder, en Harvard se definía que la muerte no era el fin de la actividad cardiopulmonar sino la irreversibilidad del daño cerebral que provoca el coma.

La muerte encefálica es la ausencia completa de conciencia, motilidad y sensibilidad, más la falta de respiración espontánea y la carencia de reflejos con trazado electroencefalográfico plano. Pasaron 40 años desde entonces y la medicina ha debatido –y debate– distintas nociones como la muerte cortical, teoría que sostiene que la vida humana se termina (y empieza) sólo y exclusivamente con el fin de las funciones cerebrales superiores que nos diferencian de las otras especies vivas.

Aquellas que manejan la conciencia y la cognición a través del “cerebro superior”, los hemisferios cerebrales y fundamentalmente la corteza cerebral.

¿Hay, entonces, varias nociones de muerte? Cualquier debate médico moderno dirá que sí. En la Argentina, objetivamente, se muere dos veces. Cuando se adoptó por ley la decisión de que todos los argentinos fuéramos donantes presuntos de órganos, salvo expresa oposición, se tomó como norma la convicción de que la muerte no es el último latido del corazón. Se eligió la muerte encefálica. Primera muerte.

Sin embargo, para enterrar el cadáver se exige el corazón sin latir. Segunda muerte. Y aquí, ante este doble estándar, no hay prurito moral, al menos masivo.....

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