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CIELO Y TIERRA - ¿QUIÉN DIJO QUE TODO ESTÁ PERDIDO?

“La ecología no es un lujo”

Si se incrementa la desigualdad y la injusticia social en el mundo, no habrá una solución para los problemas ecológicos, para la adaptación del ser humano al cambio climático, dice el sacerdote peruano Marco Arana.

A Marco Arana lo entrevistamos hace un mes en DW-WORLD, luego de que el “Héroe Ambiental” de la revista Times en 2009 y próximo candidato a la presidencia del Perú por el movimiento Tierra y Libertad obtuviese el Premio de la Paz de la ciudad de Aquisgrán. Por estos días Arana nos visita nuevamente en el Global Media Forum de la Deutsche Welle.

DW-WORLD: Usted representa a América Latina, al Perú, en este Global Media Forum y ha sido invitado a discutir sobre adaptación al cambio climático y el enfrentamiento a la pobreza. ¿Qué distingue su visión de este problema, de otras presentadas aquí?

Marco Arana: .....Se necesita un análisis más profundo de esta racionalidad económica de crecimiento y acumulación de capital en un sector pequeño, con incremento de la brecha de desigualdad, que nos pone en un callejón sin salida. El problema de la mayor vulnerabilidad de los pobres tiene que ver con cómo ellos pueden acceder a condiciones de justicia social que permitan resolver sus problemas de educación, de salud, de nutrición.

En la lógica de incrementar la inversión en los países pobres, se está incrementando la inversión para producir biocombustibles, se vuelven a acaparar las tierras y las aguas porque tienen que hacerse proyectos hidráulicos para irrigar esas tierras. Además, al emplear las tierras para producir biocombustibles, se incrementa el costo de los alimentos. China e India han salido a comprar grandes cantidades de tierra. Y estas nuevas concentraciones de tierras van a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero por un lado, pero por otro van a generar grandes desigualdades al interior de estos países.

Estamos ante círculos viciosos: disminuimos la emisión de gases y aumentamos el número de hambrientos. Por eso creo que el problema no puede plantearse en términos de salidas científico-tecnológicas, tiene que plantearse también en términos de justicia social y ecológica. Y eso implica un nuevo tipo de relaciones comerciales, de relaciones Norte-Sur, y un cuestionamiento profundo a la comprensión del desarrollo como crecimiento económico indefinido, sin soluciones concretas para los problemas ecológicos.

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